"SIETE"


SE ESCRIBE CON S DE
SIMPLE”… PUES LO FUISTE AUN SIENDO GRANDE.
SE ESCRIBE CON S DE
“SOLIDARIDAD”… PUES SABEMOS QUE ASÍ FUISTE.
SE ESCRIBE CON S DE
“SOBRIEDAD”… PORQUE ASI TE MANEJASTES EN LA VIDA.
SE ESCRIBE CON S DE
“SENTIMIENTO”… PORQUE TE QUEREMOS DE VERDAD.
SE ESCRIBE CON S DE
“SILENCIO”… PORQUE ASI LLORAMOS TU MUERTE.
SE ESCRIBE CON S DE
“SIEMPRE”… PORQUE NO TE OLVIDAREMOS.
SE ESCRIBE CON S DE
“SIMPLEMENTE”… PORQUE ASI SERAS POR SIEMPRE:
“EL TORO MOURAS”


Fuente Isabel y José Antonio
Link http://www.aliciae.com.ar/obras_chevrolet_1938.htm

EL GRAN IDOLO


Mas allá de haber corrido con Chevrolet y Dodge, Roberto Mouras fue respetado por todas las hinchadas. Se hizo acreedor a semejante admiración por sus cualidades deportivas y sus dotes como ser humano.-


AQUELLOS que lo conocieron y lo vieron correr dicen que fue él ultimo gran ídolo del Turismo de Carretera. No solo por como se comportaba detrás del volante, sino por su personalidad. Era veloz e infalible arriba del auto y amable y honesto debajo. Por eso Roberto José Mouras siegue en el recuerdo de todos los fanáticos del automovilismo. Es que será muy difícil que alguien pueda igualar el sentimiento que despertó en su paso por esta vida el “Príncipe de Carlos Casares” o “El Toro”, como se lo conocía por su ímpetu.
Desembarco en el TC a mediados de 1970 y se consolido como ídolo en 1976 cuando hilo seis triunfos consecutivos (record que todavía permanece vigente) con el recordado “7 de Oro”, una chevy que le preparaba la dupla Jorge Pedersoli-Omar Wilke y que era totalmente dorada con logos verdes oscuros por la etiqueta Old Smuggler. Sin embargo, sus éxitos más resonantes los alcanzo con Dodge, marca con la que logro los títulos de 1983, 1984 y 1985.
Carlos Casares, “su” lugar en el mundo, se vestía de fiesta para recibirlo luego de cada carrera. Sus victorias eran todo un evento social que comenzaba por las calles y finalizaba en el Salón del Girasol.



Luego del tricampeonato con Dodge, Roberto Mouras volvió a Chevrolet con el objetivo de conseguir el ansiado titulo con esa marca. Pero no pudo, pese a que jamás perdió protagonismo y siempre fue candidato indiscutido. El 22 de noviembre de 1992, en la carrera de Lobos, perdió su vida luego de estrellarse contra un talud de tierra. Al momento del trágico accidente, el Toro venia ganando, como no podía ser de otra manera...



“Glorias”es una publicación de Colección. Este fascículo forma parte de la Revista Solo TC Nº 15.-

Homenaje a Roberto Mouras


El domingo 26 de 2006 a las 10hs. se reunieron en el Monolito de la Ruta 205 fanaticos y simpatizantes de Chevrolet, al conmemorarse 14 años del fallecimiento de Roberto Mouras y su acompañante, Amadeo González, ocurrido el 22 de noviembre de 1992, cuando se disputaba la carrera de Turismo Carretera "Vuelta Ciudad de Lobos". El paso del tiempo no ha hecho mella en el recuerdo que ha dejado en los amantes del automovilismo este extraordinario piloto.

Estuvieron presentes gran cantidad de simpatizantes, seguidores, asociaciones y público en general, y se efectuó en el llugar exacto donde ocurrió aquel fatídico accidente. Recordemos que Roberto Mouras fue Tri Campeón de Turismo Carretera, la más popular de las categorías del automovilismo nacional.

El evento contó con la participación de muchismos automoviles Chevrolet: Cupes Chevy, 400,y otros modelos clasicos y caracteristicos del mundo tuerca.

Roberto Mouras ganó 50 carreras, y es considerado uno de los pilotos más talentosos de su generación.




Fuente Lobos Digital
http://www.lobosdigital.com.ar

VOLVER A TENER A ROBERTO


Por Alfredo Parga

Es que Mouras constituye un inolvidable referente de un tiempo diferente...
Lo encuentro a la vuelta de cualquier esquina de la historia del ruido. De pie. Con su pálida sonrisa, apenas insinuada, y una mano que se tiende firma. Sin titubeos. Roberto llego siempre de frente. Sin ampararse en excusas ni disimulos.
Una vez mas digo que las cosas las dispone el destino. A Roberto le tocaba participar en una de las etapas más ricas y formidables del TC. Cuando empezaba a ser difícil usar de los caminos. Cuando las prevenciones le ponían vendas a la inteligencia. Y muchas cosas se hacían sin ton ni son. A favor del entusiasmo de la gente que no tenía barreras para ir a las carreras. Y entusiasmarse con sus batallas.
Recrear su trayectoria es desandar más de dos décadas de confrontaciones inolvidables que tenían tono el encanto del viejo cuño. “Las tiraditas”, “la puesta a punto en algún pedazo de camino desolado”. “La misa de trabajo de aquellos talleres a veces mal iluminados”, bendecidos por la fecundidad del ingenio artesanal de los mecánicos autodidactas que todavía no conocían el lenguaje de la aerodinámica. Que se apoyaban en la exuberante potencia de un motor y en la conducción con la mejor mano de un aparato de una larga tonelada de peso, que el fervor popular asimilaba para convertirlo en su bandera.
Roberto, en ese trepidante mundo, es un símbolo químicamente puro, con flancos delicados por los que asomaba su bondad. Como aquella obra sostenida a escondidas, para ayudar a un montón de chicos que no tenían que comer. Ni que calzar. Ni una mano amiga que de cuando en cuando, descansando en su cabecita, le transmitiera el amor que les faltaba en sus cortas vidas...
Lo tengo como él ultimo piloto científico del TC. Sé de sus exposiciones deportivas. De sus tácticas y de sus estrategias. De sus cálculos y de su tremenda fuerza. Un toro de la competición. Y sé que el toro es un noble animal que ingenuamente encara él desafió con el matador, sin recular en el intento.
No puede estar en el pasado, porque sigue siendo presente, aunque aquellos caminos que entonces recorría el TC fueran desdibujados por el progreso que no tiene tiempo para fastidiarse con la nostalgia. Como si la nostalgia no fuera la savia que permite recordar para ser mejor. Para no repetir el viejo error. Para enmendar lo equivocado.
Aquí esta. De pie, entero. Contradiciendo sin forzar la voz, aquel golpe del camino de lobos que ronda Lobos. Artero.
A veces me golpea la llovizna que caía en la plaza central de Carlos Casares, cuando marchaba camino de la misa que hombres y mujeres tristes entonaban para acompañarlo. Yo no le diré nunca adiós.
Prefiero mantener el calor de mano. Seguirlo escuchando. Y saber que lo tengo aquí. Y que lo necesito para continuar disfrutando de una memoria que se nutre de buenos ejemplos. De entregas absolutas. Del suave aire de un tiempo en el que muchos pensábamos que la muerte era una señora indeseable que jamás interrumpiría nuestros pasos.
Roberto Mouras esta. Y esto es lo que realmente importa. No estoy llorando. Es aquella maldita llovizna indiferente...


Fuente Revista Coequipier.

CARTA AL PRINCIPE EN EL CIELO


Hola Coco, ¿cómo estas?...Te escribo estas líneas al Cielo porque sé que seguís pendiente de todo lo que sucede aquí en la vida terrenal. Te cuento querido Roberto, que pasa el tiempo y cada día te extrañamos más. Porque, claro, vos fuiste un amigo sincero, leal, un tipazo. Y así como llegaste, como realizaste tantas obras de bien, así te fuiste...
Príncipe de Carlos Casares, se van a cumplir once años de aquel fatídico domingo cuando poco después del mediodía ocurriera tu accidente. Lo tengo bien grabado en la memoria: sé
Produjo un silencio sepulcral y respetuoso como jamás haya sucedido en el automovilismo deportivo. Ese silencio marcaba el respeto, el afecto, marcaba el cariño que todos sin excepción sentíamos y sentimos por vos. Y así como se acallaban los motores, se silenciaban dos vidas: la de Roberto José Mouras y horas después la del “Huevo” Amadeo González.
Roberto, ¿por qué me dejaste aquel mediodía de Lobos con las ganas de cantarte como tantas veces el “! Ganó, ganó y ganó!...Gano Roberto José Mouras acompañado de Amadeo “Huevo” González”?...Es la pregunta sin respuesta, pero paso a contarte, mi querido Príncipe, que hace unos días estuve con tu madre Inés, y con tu hijo Robertito, al cual vos no conociste. Que esta lindo, grande, tiene 10 años y juega tenis. No tiene pasión por los autos como vos ¿eh? Pero es tu hijo, Roberto. Y bueno, vivimos momentos emotivos en Quemú-Quemú, La Pampa, donde se te realizo un homenaje con la presencia de los autos más famosos de la historia del TC, tu chevy de 1976, el “7 de Oro”, y la cupé Dodge de tu primer Campeonato, además de la Galera de Los Emiliozzi y otros autos históricos.
Y te cuento que el 28 de diciembre en mi pueblo natal, en mi Winifreda, La Pampa, donde vos lograste tu primer cetro con ese Dodge, acompañado de José Luis Riga y con la mecánica de Wilke-Pedersoli, se conmemorara aquel titulo y aquel primero de los últimos dos Grandes Premios en la Historia del Turismo de Carretera, que organizo el Club Social y Deportivo Winifreda.
Mi querido Coco, para terminar esta carta quiero decirte que el Turismo de Carretera y el automovilismo argentino están pasando por un momento excepcional. Te digo, te cuento, que en días mas se ha de definir un muy disputado torneo de TC, la categoría más popular, la mas amada en la Republica Argentina. Serán protagonistas de esto Guillermo Ortelli, el actual campeón; Cristian Ledesma, un talentoso joven de Mar del Plata; nada menos que el “Gurí” Omar Martínez, y quien corriera en tu contra en tantas ocasiones, el siempre vigente Ernesto “Tito” Bessone. Justamente Ortelli y Ledesma llevan preparación de alguien muy caro a tu persona, Jorge Pedersoli, que fue tu gran amigo y preparador de toda la vida.
Te cuento estas cosas, “Toro”, porque yo se que a vos siempre te gusto enterarte de todo lo que sucede. Y ya en la despedida de esta carta y antes de que se cierre la bóveda celestial, encarecidamente te ruego le hagas llegar nuestro recuerdo permanente a quien fuera tu fiel acompañante y que se marchara algunas horas después que vos, Amadeo “Huevo” Gonzáles. Desde aquí, desde la revista Campeones, los recordamos con mucho cariño, con mucho afecto. “Toro”, hasta un próximo encuentro, ya sea a través de una nueva carta o como Dios lo disponga. Te queremos mucho, Príncipe de Carlos Casares.
Hasta el próximo martes, si Dios quiere, Campeones.

Carlos A. Legnani
Fuente Revista Campeones

16 de Febrero 2007 - 59 Aniversario de su nacimiento


16 de Febrero :
59 Aniversario de su nacimiento
Se realizaron actos con la presencia de Amigos del Chevrolet en Carlos Casares.
El sabado se concurrio al Cementerio local donde se coloco una ofrenda floral en su panteon, luego en el Museo que lleva su nombre, se puso en marcha despues de 14 años el Chevrolet Nro 9 en el cual Roberto perdiera su vida.
Hubo gran cantidad de Amigos del Chevrolet y publico en general.
Vea las fotografías de todo lo acontecido ingresando aqui

Monumento a Roberto Mouras



Nombre: Monolito de Roberto Mouras
Ubicación: Ruta Nacional 205, km 103,5.
Acceso: Pavimentado
Tipo: Monolito
Uso: Cultural - Social
Estado: Bueno
Referencia histórica del lugar: el 22 de Noviembre de 1992, cuando iba ganando el "Circuito de Turismo Carretera Ciudad de Lobos", su auto se estrella contra un talud de tierra, causándole la muerte. Fue declarado ganador de esa carrera, siendo su victoria Nº 50. Como recuerdo y en su memoria, en el lugar del accidente, sobre la Ruta Nacional 205, se levantaron dos monumentos que anualmente reciben una caravana de simpatizantes del corredor.

Fuente Municipalidad de Lobos
link http://www.lobos.gov.ar/SubNota.asp?IdSubNota=20